Las primeras tarjetas postales que surgieron en el mundo se caracterizaron por ser sobrias y nada coloridas. No presentaban imágenes o pinturas que pudieran captar la atención de las personas, sino simplemente el impreso de franqueo del país que autorizaba su circulación, pues este producto era más fácil de enviar que una carta ordinaria y abarataba los costos en el correo postal.

Fue cuestión de tiempo para que esta situación cambiara ya que a estos rectángulos de papel se incorporaron imágenes de paisajes, ciudades, monumentos, personas, obras de arte, entre otros temas. Esto se debió principalmente al avance de los procedimientos fotomecánicos y de fototipia[1] lo que facilitó la producción de millones de postales con diversas imágenes durante las primeras décadas del uso de este medio.  

Las postales que mostraban obras de arte fueron producto de la colaboración entre museos y casas editoriales de postales (imagen 1), quienes encontraron en la postal un modo de generar ganancias a través de la difusión visual del arte al ser cada vez más común la adquisición de postales no sólo con fines comunicativos, sino que también como un elemento coleccionable.

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Imagen 1. Postal con la imagen de la pintura Una pastora con su rebaño

Algunos de los museos que utilizaron este medio de difusión fueron los que ya llevaban años establecidos, como por ejemplo el Musei Capitolini de Roma, considerado el museo más antiguo de Europa que data de 1471 y en donde se preservan obras y colecciones de gran valor histórico.

Pues bien, este museo junto con otros de gran renombre llevó a cabo importantes ediciones de postales, las cuales comenzaron a viajar por varias partes del mundo. Lo propiamente interesante de estas postales es que encontrarían un lugar dentro de las colecciones privadas de diversos particulares.

Con el paso del tiempo estas antiguas postales comenzaron a cobrar una mayor relevancia, algunas pasaron a integrarse al acervo de destacados archivos tanto por su antigüedad como por ser testimonios gráficos del pasado. Tal es el caso del AGN, en donde se preservan algunas series documentales fotográficas que fueron integradas a partir del soporte documental de postal.

Propiamente, el fondo Postales de obras de arte del Renacimiento es en donde podemos encontrar un claro ejemplo de las antiguas ediciones que se llegaron a realizar para ilustrar este tipo de formato. La serie documental está conformada por 94 piezas documentales, las cuales muestran diversas obras de la época del Renacimiento de distintos museos europeos; destacan imágenes como La última cena de Leonardo Da Vinci, la escultura de la Piedad de Miguel Ángel Buonarroti y el Bautismo de Constantino de Rafael Sanzio, entre otras obras de estos tres destacados artistas (imágenes 2 y 3).

En la actualidad el uso de las postales sigue presente en diversos museos del mundo como herramienta de difusión del arte que se resguarda dentro de dichos recintos. Aún conservan la atención de los coleccionistas y posiblemente se sumen en el futuro como parte del patrimonio gráfico de algún archivo, como el caso de las postales que en la actualidad forman parte del acervo gráfico del AGN.

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Imagen 2. Postal con la imagen de La última cena

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Imagen 3. Postal con la escultura de la Piedad

Referencias de imágenes:

Imagen 1. Jean-François Millet, Una pastora con su rebaño, en Archivo General de la Nación, Archivos Fotográficos, Postales de obras de arte del Renacimiento, núm. de registro 10.

Imagen 2. Leonardo Da Vinci, La última cena, en Archivo General de la Nación, Archivos Fotográficos, Postales de obras de arte del Renacimiento, núm. de registro 1.

Imagen 3. Miguel Ángel, La Piedad, en Archivo General de la Nación, Archivos Fotográficos, Postales de obras de arte del

La difusión del arte a través de las postales